martes, 18 de octubre de 2011

Tarde de domingo en Ciudad de México

Afuera de mi departamento imponentes nubes grises caminan a paso lento, son sábanas sucias y arrugadas que se amontonan en la cama del viento

Adentro de mi departamento, yo acostado escribo del cielo. Discuto de esa tela externa, pues cuando de mi piel hablo, temo lo que encuentro dentro

Afuera de estas paredes adivino que hay rostros sonriendo, ruedas aburridas girando, pies que se agotan y agua hirviendo

Dentro de esta caja decido permanecer para sin cuidado acariciar mi pelo, a cada momento basta mirar afuera para comprobar que mi augurio está ocurriendo

He aprendido que es más desafiante y misterioso escarbar en la galaxia que contiene mi confinado cuerpo que en absurdos mundos callejeros, burdos y de voz con huecos

Quizás ya he recabado las semillas suficientes para cosechar campos que me den sustento, quizás los frutos están en mis hombros y en mis rodillas la raíz de mis comienzos

Bastará con salir al balcón para recoger gotas que mis poros absorban y a los deseos de mi alma pongan contentos, es momento de agradecer a las nubes que (a mi casa) trajo el viento

 
16/Oct/2011
Ciudad de México, 5:55 p.m.