viernes, 28 de enero de 2011

El Baño

El agua libremente corre en este espacio
Ayuda a lavar manchas de la piel y el alma
En este sitio, casi siempre cuadrado, habito
Habito por las mañanas y en las noches anido

Esta redonda butaca, fría, ordinariamente me espera
Cuando me siento, pienso detalladamente los días
Programo los inmediatos pasos que daré a la salida
Me levanto, rutina irreflexivamente tardía

Estas paredes son quienes mas veces me han visto desnudo
Les doy mi confianza, un vello pectoral, saben único
Nunca me dicen cómo se ve mi nuca
Me da tanta rabia nunca poder mirar, esa ración mía

En esta habitación, tramito miles de respiros
Mi corazón late más que en las calles
Mis pies sin vestido tocan charcos sucios
Mis manos limpian mi cuerpo despojado

Aquí miro mis ojos que me miran
Aquí riño para lustrar mi sonrisa
Aquí suavizo mi piel áspera
Aquí lavo mis cabellos sebosos
Aquí me sé sórdido y quebradizo
Aquí me renuevo, aunque sea un poquito

Incluso, sospecho que solamente aquí soy yo
Desnudo
Indefenso
Sucio
Frágil
Libre
Incluso, sospecho aquí, que no me conozco

martes, 11 de enero de 2011

La caída de la reina

Desde el momento en que vi las imágenes cuando cae Marisela, mi cabeza y un chip que tengo incrustado en mi pecho no se han serenado.

Marisela era una reina que vivía afuera de un palacio, porque adentro había un dragón. Un animal salvaje que se volvió soberbio, que ya no recordaba que era un sirviente de la corona. La reina se refugió enfrente del castillo. Afligida y abatida, todos los días derramaba lágrimas porque había perdido a su hija, la princesa Rubí, que años atrás había sido seducida por un bárbaro, un hombre de mal.

La reina era jubilada de la institución que resguarda la salud de todo el pueblo, llamada IMSS. Ella curó heridas y sanó enfermos por muchos años. Pero un mal día, su princesa le fue arrebatada, su princesa fue asesinada y quemada vilmente en un tambo en las afueras de la aldea, conocidas como desierto de Chihuahua.

Cuando la reina esperaba la sentencia para el verdugo confeso de la princesa, la Corte Imperial absolvió al bárbaro y sencillamente apuntó: “el tribunal absuelve por unanimidad a Sergio Rafael Barraza Bocanegra de la acusación que le hizo el Ministerio Público…”. Los caballeros de la Corte lo habían indultado, lo habían liberado.

En ese momento, en la Sala de la Corte se escucharon los gritos y lamentos más estruendosos que en el reino se hayan escuchado, era la reina y sus damas pidiendo justicia por la muerte de la princesa Rubí.

Desde ese día, la reina emprendió una lucha para exigir esclarecimiento en el asesinato de la princesa. Fue despojada de sus majestuosos vestidos y caminó errante por las calles, berreando y gimiendo por la perversa decisión de la Corte. En las marchas, se hizo acompañar de un séquito de otras reinas que habían perdido a sus propias princesas llamado “Justicia para nuestras hijas”.

Después, pasados unos meses, tras una apelación al último fallo, encontraron culpable al asesino, pero este, ya estaba prófugo. Entonces la misma soberana coadyuvó para tratar de detener al homicida confeso. Dirigió las investigaciones para dar con el verdugo. Ella era muy valiente y llegó a hablar ante las cámaras para clamar justicia.

La noche del jueves 16 de diciembre la reina estaba afuera del palacio, en la plaza principal a la que llegan los caminos de Aldama y Universidad en el centro del reino. Cuando llegó un carruaje blanco, pero funesto. Bajó un verdugo. Se dirigió a la soberana. Según los dibujos del cuento, discutieron y por primera vez se vio a su majestad correr, huir de la embestida, debió tener mucho miedo del verdugo, amigo del dragón y de la Corte Imperial.

De manera vil correteó a la reina y ella intentó refugiarse a las puertas del palacio. Pero antes, el mísero cobarde, le clavó la espada (bala calibre 9 mm) a quemarropa. Ella cayó muerta con sus tenis blancos en la banqueta de su propio castillo (Palacio de Gobierno).

Desde entonces, el pueblo ha parecido tener mucho miedo, pues ha callado por la injusticia cometida, han permitido esta atrocidad en una familia real y se han hecho responsables, dándose a conocer la situación de arbitrariedad en la Corte Imperial (Sistema de Justicia Penal) que impera en el reino.

En la búsqueda de justicia por la muerte de la princesa, la reina ha muerto. Se ha cumplido la sentencia que la soberana un día expresó: “aunque me lleve la vida, lo voy a localizar un día…”.

Ahora el pueblo y los plebeyos deben continuar la protesta contra la impunidad que se ha apoderado de este reino y que ha lacerado a sus habitantes; para que no se vuelvan a escuchar gritos como los de la reina Marisela Escobedo, el mayor estruendo del que pueda acordarme haber leído en un cuento.

domingo, 2 de enero de 2011

Me & Cinderella

Centenares soles se han puesto
Las alas de Alejandro han tomado vuelo
Hojas secas se han arremolinado frente a mi puerta
Viento sopló fuerte frente a mi cara
Sello mis oídos con algodones y me evaporo
Me

Granjas del sur han mostrado flores amarillas
La casa pequeña ha emanado calor fulgente
Violines han conversado a gemidos
Pies caminaron para asir un brazo hermano
Las horas avanzan y se sientan a la mesa
&

Lagos de agua azul celeste se han secado
Los conejitos silvestres se han asomado
Discursos simples han surgido efervescentes
De voces expertas surgió un afecto
El respiro es constante y no parece apagarse
Cinderella

Barcos siguen de pie en el monte alto
La mañana más fría es camino por andar
Ojos ven que hay manos labrando barro duro
La nube protectora ofrece alientossombra
Un río juega con libros de fábulas grises, el puente los vigila
Queda Me & Cinderella


MMX