No le escribo flores
Ni le envío a casa un poema
Le doy un beso por la noche
Y me revuelve la vida entera
Ni le envío a casa un poema
Le doy un beso por la noche
Y me revuelve la vida entera
Hoy me detuve ante el espejo de la casa mía
Miré con atención y hallé a un hombre de color
Encontré líneas frenéticas revueltas en mi pelo
Abajo unos labios ansiosos y rojos de deseo
Que se encienden más cuando pienso en vos
Descubrí una mirada viva que brillaba
Llena de contener aguas dulces y verdosas
Perpetuando de tus ojos aquella iluminación
Aparecieron las horas propiedad de las noches
Que hicimos largas entre almohadas con olor
Y avisté el refugio que nos arropó en su calor
Mis manos buscaron enlazarse a una figura humana
Como buscando las piernas tiernas tuyas
Solo lograron agitarse sin rumbo ni control
En los tonos de mi lengua no quise reparar
No fuera que viera destellos cegadores
Provenientes de la sangre que conserva vivo al corazón
Noté desbordándose una silueta bulliciosa
Sin piel, dejando ver recónditos ardores
Aun sin apagarse del último encuentro de los dos
Al regresar de caminar las calles atestadas
De la ciudad que habito
Me detengo ante el gran espejo de la casa
Un hombre de color es lo que busco
Porque eso es lo que soy
Un hombre de color es lo que hallo
Porque eso soy con vos