jueves, 7 de enero de 2010

Arriba del camino

Un día de los de hoy caminé una calle en cuya curvatura me percaté que estoy solo, que mi cuerpo me pertenece y cuya mente, que vive incrustada tratanto de dictar los pasos de los pies de este cuerpo, puedo dirigirla, estando y sintiéndome solo palpe los hilos del empoderamiento, los empecé a tutelar, rara empresa en mi experiencia.

Dí pasos cuyo ritmo inauguralmente entendía, sentí gran parte de lo que contienen y movilizan mis piernas, las sentí mías. Ni el aire ni la pierna del pantalón fueron barrera para hurgar entre mis pieles. Era una pierna, era la otra, es mi alma sin alcoba, es mi espíritu danzando en la pista terrenal, es que floto en las praderas de los hoy, es que avanzo desde el mismo lugar, es no creer palabras.

Es respirar los soplos que mis entrañas origen dan, es alimentarme sin comer (acto desdeñable, de masticar-tragar, de introducirme objetos de color), es que vuelo sobre el aire sólido.

Camino y retrocedo al avanzar arriba del camino, cuyo final inicié.

Dirijo dos piernas en esta calle, le llaman mote, yo carezco de nombre por ello nada para mi tiene significado ni final, ni avanzo ni retrocedo, pero estoy seguro de sentir que Comrichavri en la curvatura de esta calle con nombre impuesto desde el final.

2 comentarios:

Alicia T. dijo...

Si caminas y no avanzas, es que vives cuando caminas, porque si avanzas has perdido de vista el camino recorrrido.

Emiliano dijo...

Vuelo en el aire sólido...si me meto en esas letras y medianamente las entiendo, sé que vivo cuando no muero.