martes, 31 de enero de 2012

Elección y no repetición

Cada vez que despierta una persona y su alma reconecta con su mente, y su mente se enlaza a su cuerpo, y su cuerpo se integra al mundo, hay cientos de elecciones enfiladamente dispuestas a ser tomadas.

Si la persona realiza las conexiones maquinalmente, sin replantearse acontecimientos anteriores (sin importar lo recientes que estos sean). Si irreflexivamente hace vestir sus pies con el calzado acostumbrado para un lunes monótono. Si el primer dibujo que sombrea en su mente es una calca de cualquier capítulo anterior de su libreta encuadernada en la miscelánea más cercana llamada “sociedad mexicana s.a. de c.v.” (nadie sabe quién la integra, ni cuánto vale). Si toma una de esas cientos de elecciones automáticamente, mejor le vendría quedarse dormido sin conectar su alma, mente y cuerpo a su corazón oxidado.

Si cada persona adulta nacida en este país, repasara las decisiones que ha tomado llevando a ciertos individuos y grupos a las cúpulas del poder en los últimos años. Si cada mujer y cada hombre de este país deseara en realidad la prosperidad de estas tierras para el enriquecimiento de los frutos que comerán sus hijos, escudriñarían cada palabra en forma de semilla que los aspirantes a gobernarnos intentan sembrar en nuestra parcela. Si cada familia se reuniera a conversar y confrontar con ejemplos propios las ideas de cómo prosperar a cada ciudadano que conforma esta única nación, se escribirían múltiples manuales con propuestas de técnicos expertos para que manos capaces y comprometidas echaran a andar el arado productivo.

Si cada madre en su más precaria cocina se diera cuenta que picando y moliendo los mismos ingredientes de siempre, como chile, tomate rojo y cebolla a punto de podrirse y cocinarlos en la misma olla, a la idéntica suave temperatura, no obtendrá un panqué de fresas. Entonces cambiaría algún ingrediente, o alguna acción en su simple tarea gastronómica.

Si cada mexicano quiere que su historia futura cambie, en la mañana, al momento de conectar, hará elecciones distintas, o al menos conscientes. Habrá elección y no repetición. Si cada mexicano realmente quiere cambiar el rumbo y la historia de su país, si cada habitante de esta tierra cree y aspira que las condiciones sean favorables, primero debe saber y gustar del poder de elegir cada mañana al levantarse.

Si se vuelven a echar en la olla los mismos ingredientes de siempre (chile, tomate y cebolla), no hay que esperar que del horno salga un panqué de fresas. Si nadie quiere que cambien las cosas, esa también es una opción.

1 comentario:

Amelia Gómez dijo...

El cambio debe surgir de inmediato. Y está en nuestras manos!