jueves, 31 de marzo de 2011

DESIERTO

He aprendido a estimar su belleza
Sus arenas finas y brillantes han sido cálidas
En sus montículos se deja ver su sonrisa
En las cuevas de la planicie el claro de su mirada

No he encontrado un rincón de asperezas
Sobre sus campos vuelan las aves ligeras
El aire acaricia sus exuberantes mejillas rojas
En la llanura de su pecho se antoja pasar las horas

Bajo rayos de sol habla contento
Bajo las nubes nocturnas descansa en silencio
Las cicatrices de huellas borra arrogante
Debajo de su piel cobija bellos insectos

Admiré tantos años los verdes de infancia
Que creía horrendos los espacios de Arabia
He girado los mapas a cortas y largas distancias
He hallado los polvos más bellos y suaves en casa

Bailo y agito las arenas de esta cúspide encantada
Bailo, ciertas me impregnan y otras vuelan tiernas
Bailo y el sol me regala una sombra gemela
Bailo en el desierto, entonces mi alma aletea

3 comentarios:

Martha A. dijo...

Es extraordinario!
Incríble poema!

S. Aguilera dijo...

Poesía que esconde la más entrañable pasión. Y a su ves asoma toda transparencia.

Muy bueno!

Anónimo dijo...

Hacen falta más poemas!
Está muy lindo!