miércoles, 21 de octubre de 2009

El acaecer de las veces

No sujetas más las métricas del tiempo a tu cuerpo
Has visto la corporeidad de un soplo y escuchado el estruendo del silencio
Tus innumerables sentidos logran velar en los asomos del sol y la luna
Tu voz, ese gemido de las médulas que te forman
la diriges a mí con el escritor como destinatario

Caminas el trayecto hacia la villa de la eternidad
Cruzas cada valle dimensionando los trechos e inquietándote
de las jornadas que esto se llevará, de las inclemencias que roerán y
carcomerán tus harapos que profesas agraciados.
Tú eriges y consientes los miedos que al trepar la montaña
vendrán a ti como piedras lastimeras sobre tu mirada
podrán remolcarte a lo más profundo y fangoso de ese recorrido
Si los preservas en un gesto de cobardía y disimulas no poseerlos más
Tu trayecto será circular entre los collados, no habrá ocasión para remontar a
la cima, y de ahí, en la penumbra, mirar esa villa, esa villa que da al mar.

No, no detengas la marcha de tu trote oscilante
Estaré contigo las veces, yo podré decantar
entre lo que nos pertenece y lo que externo, tuyo lo has creído ya
Tu alma me dicta las veces y estos dedos son la tinta de tu voz
Te has desecho de las marcas del tiempo.
Y nuestros latidos son espacios de la vida que soy

Lo que llaman y has llamado hoy, es una singular nota de un ritmo
La vida transcurre, no en línea, el tiempo no existe, existen las veces
No estamos sujetos a una duración calculada
No somos cuerpo medible, hay una vez y el cúmulo de ellas, eso se es.


El tiempo es vez.
La vida es veces.

1 comentario:

Miguel Ángel Ángeles dijo...

Detenerse, seguir, escuchar y ver al silencio son opciones. Todas tan posibles como la eternidad que puede contener un sólo instante. Todas tan propias y tan ajenas. Todas latentes y todas muertas. Oscilar es al fin, una forma de vivir muriendo, morir viviendo o simplemente seguir.

Cependant que persiste
La splendeur á coté
Du plumage bleuté
De l'orgueil qui s'attriste
D'un paon jadis vainqueur
AU JARDIN DU COEUR...

(En tanto que persista,
del lado el esplendor,
azulado plumaje,
del orgullo entristecido
de un pavo real vencedor otrora,
en el jardín del corazón)

Verlaine