miércoles, 4 de noviembre de 2009

Una mañana de viento en Orizaba

No busco la rima, aunque este lenguaje
me orilla a volar en ese armónico oleaje
Esta mañana la respiré asombrosamente
Los árboles danzaban. No, en verdad sólo se meneaban
Fue como los andares tempranos de Orizaba
El cielo se abría y una sonrisa divina se asomaba
La naturaleza se sacudía y mis entrañas
Por más duras y firmes, revoloteaban y bailaban

Es final de octubre y esta mente revive
Recuerda los febreros y los marzos juveniles
Las conexiones arriban hasta el alma
Que agitaciones y tumultos produce
Si dormimos desiguales horas será noviembre
Y de los encantos del aire y polvareda
Quiero perpetuamente asirme

Vi las hojas menear sus hombros
Escuché el crujir de las ramas con los troncos
Ondee al púrpura de las jacarandas mis ojos
Así, mi risa no pudo un instante esperar
Agasajé mis pasiones sin a ellas atajar
Escuche que el alma también recuerda
Y que a los sentidos sólo correrá a estrujar

Es una mañana de octubre, demando un nombre
Métrica de mi trajinar en esta orbe
No encuentro otra huida que referirlo
Pues mi lenguaje
Además de inclemente no es enorme

28-10-09

1 comentario:

Miguel Ángel Ángeles dijo...

Tal vez sea la rima quien te buscó a ti, tal vez no, igual sólo fueron dos extraños que se encontraron en el camino y se supieron enlazados, igual crearon nexos tras analizarse uno al otro y seguir al corazón. La rima fue entonces mujer, hombre, niño y voz que sólo transmutó tras meterse por tus ojos y salirse por tu boca... tras escaparse gracias a un ardid amoroso con los dedos traicioneros de tu cordura-vérdugo...

un abrazo...